La amistad es tan bella, nada como tener a tu mejor amigo y decirle -Pedazo de puto- y que él sepa que en realidad quise decir pedazo de hermano, te debo mucho.

Existe una diferencia entre la amistad y la verdadera amistad, aquella que solo conoces cuando la experimentas en un sentido puro y noble, cuando serías capaz de cualquier cosa por otro ser humano, el cual consideras no solo tu hermano o hermana, y en un sentido fraternal serías capaz emborracharte por esa persona hasta las manos, hacer vandalismo, trampa en la escuela, mentir en el trabajo o gritarle a tu mejor amigo “cállate perra”, cuando uno conoce a su mejor amigo se desarrollan grandes lazos afectivos en los que por alguna extraña razón se fomentan conductas negativas, vandálicas y por supuesto ofensivas, es que nada dice “te quiero”, más que “imbécil, muérete” y es que este tipo de expresiones tan cariñosas solo podemos expresarlas con nuestros verdaderos amigos.

Nada como ser tú mismo con otra persona, y por supuesto cuando tienes un mejor amigo harías cualquier cosa por él, signifique lo que signifique, desde actividades extracurriculares medio ilícitas a irrumpir en la casa de tu enemigo o irrumpir en la casa de la mina que te gusta, si, básicamente los mejores amigos están hechos para irrumpir en propiedad ajena y sabotearlo todo.

Y es que entre mejor sea una amistad, más pesada se vuelve, y entre más intolerable o molesta sea, es que en definitiva tu amigo te quiere. Como me acuerdo de la secundaria y mis mejores amigos, cuya forma de mostrar aprecio iba desde esconder la mochila, ponerle pegamento a tu ropa, mandarte mensajes en papel llenos de insultos, ponerte apodos, golpes, hacerte bromas pesadas, pero esa era su forma de amo rudo, lleno de complicidad, apoyo, cooperación y por supuesto vandalismo.

 La amistad es tan bella, nada como tener a tu mejor amigo y decirle “Pedazo de puto” y que él sepa que en realidad quise decir pedazo de hermano, te debo mucho.

Y el... nunca pudo olvidar aquella triste chica reflejada en el agua.

Dio la vuelta y miró hacia el interior de la casa. Caminó por el pasillo y entrevió una cama en una alcoba, entró y se tiró sobre una colcha. Estuvo un rato notando todas las vibraciones de la casa, saboreando el silencio lleno de brisas que rodeaba los corredores.

Se giró un poco y notó un cuerpo a su lado era ella, la chica del reflejo en el agua, empezó a acariciarlo como si lo hiciera la brisa, sin ninguna solemnidad. La desnudó con una facilidad pasmosa, las prendas se salían como si no las tuviera.

Su cuerpo se puso sobre el suyo como una hoja de un árbol que se acercara a otra hoja, sin hacer ningún ruido, en estado de gracia. Todo ocurrió como si no ocurriera, algo extraordinario se extendió por el cuarto, un placer sin nombre, una libertad asombrosa. Y el nunca pudo olvidar aquella triste chica reflejada en el agua. 

-Solo mis simples garabatos.

Cuando me preguntan qué es en lo que estoy pensando sólo les digo en nada y les sonrió intentando que no se den cuenta que es una pequeña mentira.

 Miro al horizonte, pensando en todo y a la vez en nada. Recordando algunas cosas que quisiera olvidar y superar, pero que las recuerdo de la nada; reviviendo lo que he hecho y vivido durante toda mi caótica vida. Intentando averiguar que voy a hacer con mi vida.

 Todo esto ronda por mi cabeza, pero cuando me preguntan qué es en lo que estoy pensando sólo les digo “en nada” y les sonrió intentando que no se den cuenta que es una pequeña mentira.