Nos enfrentamos al tic-tac conscientes de que somos indefensos ante él, y aún así nos empeñamos en cargar a nuestra espalda el dolor que supone un tiempo que se nos va, un libro que nunca tendrá segunda parte o un punto y final que estamos obligados a escribir. Y poco a poco olvidamos que por mucho que lo intentemos es imposible volver al pasado, o cambiar el sentido de las agujas del reloj, borrar los errores que cometimos, o revivir un momento en el que nos gustaría habernos quedado para siempre: dejando escapar gran parte de nuestra vida buscando la manera de congelar el presente.
Dejemos huella para aquellos que vengan, Para que tracen una línea nueva y nuestro punto y final se convierta en un punto y seguido, para que cada vez que abramos el álbum de nuestra memoria nos sintamos orgullosos de lo que hemos hecho. Para poder decir algún día, que sentimos nostalgia por cada una de las sonrisas que hemos exprimido a lo largo de la vida. Porque lo importante no es el pudo haber sido y nunca fue, sino el puede ser, y seguro que así será.
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