El problema es caminar sin mirar, ver y no escuchar, o escuchar y no decir nada. El problema es creer que todo gira alrededor de nuestro ombligo y que más allá de nosotros solo hay un abismo. Como si no existiera nada más, como si el ego, el gran ego y la estupidez, fuera lo único palpable.
El problema es creernos dioses, siendo solo marionetas, o incluso menos que eso. El problema es cansarse, estar hasta las narices de la gente, de la naturaleza humana.
El problema, el mayor problema de todos es tener una relación amor y odio con el mundo y con la esencia de éste. Porque esas relaciones son las peores, las que más te destruyen, te queman y te dejan sin aliento.
El problema es tanta gilipollez idólatra, tanta superficialidad, tanto pedir sin dar nada a cambio, tanto exigir, tanto juzgar, tanto mentir y tanto decir la verdad.
El problema, el jodido problema es tener que repetir siempre las mismas cosas, sin causar efecto alguno. El problema es no valorar absolutamente nada, hasta que ya, es demasiado tarde.